Santoral: San Gregorio Magno
3 Septiembre
Gregorio I, con más justicia llamado Magno, (ca. 540-604) fue el primer monje en ascender a la silla apostólica. Es uno de los cuatro Padres de la Iglesia y es también Doctor de la Iglesia.
Aunque Gregorio cumplía fiel y honrosamente sus funciones como prefecto, desde hacía tiempo se sentía llamado a una vocación superior, hasta que por fin resolvió apartarse del mundo y consagrarse al servicio de Dios, siendo ordenado séptimo diácono de la Iglesia romana y enviado como embajador ante la corte bizantina. A principios del año 586, tras volver a Roma, se convirtió en abad del monasterio de San Andrés.
En el año 590 una terrible epidemia arrebató la vida al papa Pelagio y el pueblo escogió a Gregorio como nuevo pontífice. Desde el momento que asumió el cargo de papa se impuso el doble deber de catequizar y cumplir con la disciplina; prohibió el cobro injusto de primas por entierros en iglesias, por ordenaciones o por conferir el palio y no permitió a los diáconos dirigir la parte cantada de la misa a menos que fueran escogidos por sus voces más que por su carácter. También destacó como predicador escogiendo temas del Evangelio del día y hasta nosotros ha llegado algunas de sus homilías, llenas de elocuencia y sentido común, terminadas con una enseñanza moral que podía adaptarse a cada caso.
Fue un excelente administrador de la Sede Pontificia, pues todos los súbditos estaban contentos con lo que les tocaba en la distribución de bienes y aún entraba dinero a la tesorería.
De toda su labor religiosa en Occidente, la conversión de Inglaterra y el éxito que coronó sus esfuerzos encaminados hacia esta dirección fue para él el mayor triunfo de su vida.
Se le reconoce a san Gregorio la compilación del Antiphonario, la revisión y reestructuración del sistema de música sacra, la fundación de la famosa Schola Cantorum de Roma y la composición de varios himnos muy conocidos.